miércoles, 28 de mayo de 2008

Simplicidad

¿Por qué no podemos hacer realmente aquello que deseamos, en lugar de realizar movimientos estereotipados, decir palabras vagas, sonreir a quien te apuñala por la espalda?

Reivindico la libertad del pensamiento y de la acción (siempre respetando la de los demás).


Prefiero mi sofá a asientos envueltos con tela de regalo. Mis vaqueros más viejos y mis zapatillas más cómodas a falditas elegantes y zapatos imposibles. Los coloretes en las mejillas por exposición solar justa a maquillaje de 16 horas de acción. La compañía de un libro a la de una panda de deprimentes sabelotodos. Un tortilla de patatas (o un trifásico) a una Omelete de pomme de tèrre. Acostarse para soñar a despertarse sin haber soñado. A escribir en lugar de que me dicten. A no depender de nadie, en buena compañía.

Reivindico lo simple.

Me traiciono a mi misma.

2 comentarios:

ETDN dijo...

A veces creo que lo simple no existe. Y que la libertad es una entelequia. Desde el momento en que nos relacionamos con otros, estamos condicionados.

Otra cosa es sucumbir a la tiranía de las modas, los estereotipos y las mayorías. Creo que eso se va pasando con la edad (a algunos, otros seguirán moviéndose en la borreguez toda su vida). Al final, todo se confunde. Hasta ser friki o ser outsider está de moda.

Supongo que la libertad es ser fiel a uno mismo, aunque, como dices, es difícil no traicionarse a cada momento.

eldiaridekafka dijo...

Cuando lo escribí no pensaba precisamente en la moda, aunque releyéndolo lo parezca.
Hablaba sobre un evento que en teoría me marca como una sujeta adulta que pertenece a una comunidad de selectos (...) [prefiero evitar el sustantivo][oficialemente ya pertenezco la élite de la élite, según se dijo varias veces, ya ves, estilo secta].
Donde te evalúan por tu presencia y por quién te rodeas, no por ti misma, por el desparpajo que demuestras y cómo sorteas preguntas ambivalentes llenas de doble intención.