sábado, 24 de mayo de 2008

Huelga

Y otra vez lloviendo....
A este paso no harán falta "mini"-trasvases de agua, ni yo me haré morena. Seguiré pálida y horrible hasta el final de mis días.

Ahora que llueve me viene a la mente una imagen que por dos días he visto.
Aunque tengo coche (moverse en este pedacito adoptivo de tierra es bastante complejo y no soy amiga de los coches de los demás), prefiero el transporte público por muchos motivos, entre otros, porque me permito analizar a otros sujetos de nuestra misma especie y observarlos, desarrollando hipótesis absurdas y demás (esto no me sería posible [el observarlos] mientras conduzco, por el bien de mis convecinos...).

El otro día, viniendo de Plaza España subida en el 3 (bendito 3), en el asiento de atrás, junto a la ventana de la derecha (sin connotaciones políticas), mis ojos se desviaron hacia Can Berga (la Audiencia Territorial, que yo sólo he visitado por motivos musicales), donde un bulto reposaba en el suelo, apoyado contra las sólidas paredes. Aquel bulto parecía corresponderse con una persona a cuyo lado, como un estandarte, se erguía un cartón con letras pintadas en grande que venía a decir algo así como que los juzgados y el gobierno vulneraban los derechos de los ciudadanos incumpliendo la Constitución (más o menos, "més o manco", ya dije por ahí que mi memoria no es una de mis mejores virtudes) y que por ello el sujeto (me pareció más bien una sujeta) se encontraba en huelga de hambre. Y ahí acababa la cosa.

Ayer regresaba a casa haciendo el mismo trayecto y sentada en el mismo asiento (posiblemente de otro autobús), sin recordar dicho incidente, volví a mirar para el mismo lado y allí seguía el mismo cartel con otro nuevo que indicaba que era el cuarto día de huelga. Sin embargo no vi el bulto.
A mi mente vino rápidamente el recuerdo de mi abuelo, del que ya hablé. Recuerdo perfectamente el día que derribaron el muro de Berlín (ahora pintado de vivos colores y del que hice una foto que algún día colgaré). Recuerdo perfectamente que tenía 8 años. Nos encontrábamos en casa de mis abuelos maternos (de los paternos ni tengo ni quiero tener recuerdos). Mi padre, mi abuelo y yo estábamos arriba, con la tele encendida, entorno a la mesa camilla, con el brasero encendido. Mi abuelo en su mecedora (curioso, estaba sentado en la "de mi abuela", cada uno tenía la suya asignada por costumbre, bien lo sabíamos los nietos mayores), ya sufriendo los "indolentes" infartos cerebrales (así me lo vendieron), que iban mermando sus funciones superiores de forma progresiva. Mi abuelo, quien lo último que recordó fue Rusia (a su familia nos fue olvidando, incluso a su nieto favorito, mi primo favorito, y nunca nadie se lo tendremos en cuenta). Por aquel entonces, su memoria, sus actos, ya mostraban indicios de que aquello iría a más, pero seguía razonando de forma que muchos ya quisieran. Allí mirando en directo la pantalla, vió cómo era derribado aquel muro. Miró su dorado reloj de bolsillo y se echó a llorar. No entendí bien qué representaba la caída del muro, pero sé que mi abuelo se dio cuenta que las ideas que él había defendido habían sido sólo eso, ideas y que nunca correspondieron con la realidad. Él lo dijo después en voz alta.
La conclusión a la que llegué fue que las ideas eran ideas y nada más. En la mente, cualquier razonamiento es correcto y perfecto. Llevado este punto al extremo, no deberían implicar el daño ajeno o mutuo (y aquí me paro, porque este párrafo podría alargarse hasta el infinito. Ya lo he reescrito varias veces y cada frase queda peor que la anterior. Seguiré la filosofía de Ockham.).

Y en eso pensé al ver aquella persona, junto a Can Berga. No sé por qué motivo se encuentra en el suelo, hambrienta, qué ha detonado esta actitud.
Y ahora al ver la lluvia vuelvo a pensar en ella, allí, en el suelo, como un bulto, mojándose ella, mojándose sus cartones, corriéndose la tinta y borrando el número de días que lleva en huelga.

No vale la pena morir por una idea.


PD: dedicado a ETDN por su cumple virtual (gracias por tu inclusión).

3 comentarios:

ETDN dijo...

Gracias por la dedicatoria, vaya sorpresa.

Precioso texto. Un escritor lo es por su sensibilidad al observar y está claro que tú la tienes.

"No vale la pena morir por una idea".

Pero supongo que sí vale la pena vivir por defender una idea.

Nos leemos (se me acumula el trabajo).

Yo también estoy harta de la lluvia, tampoco en Madrid acaba de instalarse la primavera y el sol.

besos

ETDN

eldiaridekafka dijo...

Muchas gracias por el cumplido.

Creí que alguien que nos brinda lectura fresca y de calidad se merecía un pequeño homenaje, aunque no esté la que suscribe a la altura.

Don't worry, por el trabajo acumulado. A todos se nos amontona.

Saludos desde la nubosa Palma!

eldiaridekafka dijo...

Nota mental: A día de hoy ya no hacen falta minitrasvases de agua.
¿Necesitaremos todavía desaladoras? Dentro de poco sólo precisaremos de canoas para ir por la calle y cubos grandes para recoger el agua que nos inunda. Total.