jueves, 15 de mayo de 2008

Peregrinos (I)

Los hombres, ataviados con túnica negras, desfilaban unos detrás de otros. No parecían guiarse por nada en concreto, no tenían un rumbo fijo, no obstante parecía que seguían un campo magnético invisible, que sólo otros animales migratorios reconocerían.
Formarían el grupo una veintena de sujetos, de rostros anodinos y semejantes. Nunca hablaban entre sí, y no parecían tener necesidad de alimentarse o descansar, echar de menos a alguien, sufrir dolor o calor, soñar o respirar.
Se desconocía cuál era su destino o al menos de dónde procedían.
Eran como almas penitentes errantes, negras y hurañas, de significado incierto.
Por doquier donde pasaban producían algún efecto, desde miedo a desconfianza, pasando por pena o ira.

2 comentarios:

ETDN dijo...

Lo desconocido genera incertidumbre, igual que lo que no podemos controlar.

Se me había acumulado el trabajo por aquí ;), mucho y bonito por leer.

Me encantó tu poema-coda al mío, gracias.

besos

ETDN

eldiaridekafka dijo...

Muchas gracias por tu visita a esta mi pequeña ventana. Me alegra que te gustara mi pequeño trocito.

La verdad es que por los blog abundan trabajos excepcionales (tu página es visita obligada).

Empecé por casualidad hace poco y es, como le dije a alguien, como psicoanalizarse...

PD: justo envié peregrinos para que el jueves no quedara vacío (estaba molida y no podía ni escribir), no me gusta mucho, pero...

Otro beso para tí!