martes, 4 de noviembre de 2008

Leía en algún sitio, aunque me lo invento, que los rayos que caen no son más que las palabras que no se escriben, las letras que no se dicen, las grafías que no se dibujan, los esquemas que no se subrayan.
El sonido que emiten no es más que la rabia contenida, que cuando nos llega amortiguada ya casi no tiene sentido, está desfasada.
Que caigan y que suenen, si deben.

3 comentarios:

__ dijo...

Dinos donde lo leíste, porque hace tiempo que no me llegan palabras tan sinceras y tan directas.

Dinos quien lo dijo y, si te lo inventas, creo que este post durará hasta la eternidad, entre tres romperemos el récord de blogalia, la ciudad que no existe.

Las canciones que nunca se cantaron, las pinceladas que no existieron, las instanáneas que no conocieron el diafragma...

¡Qué bonito! eDdK

Besos encendidos de las cerillas

ETDN dijo...

Yo siempre he sido más de decir que de callar, de hacer que de dejar de hacer (mejor arrepentirse por acción que por omisión).

Pero hay veces que uno, por prudencia o por miedo, se va callando. Pero al final todo explota, como dices.

Y, aunque no tiene nada que ver, el post me ha recordado a la canción de Nacho Vegas y Christina Rosenvinge, de Verano Fatal, la de "Que nos parta un rayo". Es genial.

besos y palabras dichas, mejor que guardadas

eldiaridekafka dijo...

Creo, muy a mi pesar, que soy de las prudentes en exceso (hasta un límite).

Preciosa tormenta la de aquel día.

Besos.