viernes, 18 de abril de 2008

De perdedores y vencedores, el silencio.

No es más peligroso el que habla que el que calla. Éste último aguarda expectante su turno, que en algún momento llegará. Toma posiciones, evalúa y procesa la información. Se plantea estrategias y jugadas maestras, de elegante ejecución, tan silenciosas y discretas que sólo otros ojos observadores notarán, también sin delatar que la respuesta ya se emitió.
La ventaja del que calla, quien no siempre otorga.
Y en su silencio se regocija, la victoria cree que es suya, lo sabe y disfruta. En silencio...
Para qué molestar al ofendido, al perdedor que se cree vencedor, en la más estruendosa algarabía. No se siente humillado ni herido.
Es el final perfecto para una batalla sin víctimas, donde todos creen ser vencedores.
Pero para el tercer espectador en la distancia, J. K., se dirime otra batalla para una guerra que no tiene fin.

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