- ¿Se fueron?
- Hubo una pelea.
- Necesito entrar.
- La única que tiene llaves es Ramona.
- ¿Dónde está Ramona?
- Se fue.
- ¿A dónde?
- A la casa.
- ¿No va a volver?
- Mañana.
- Mire.
- ¿Qué quiere que vea?
- La caja, ¿la ve?
- ¿Qué caja?
- Una caja en la mesa.
- ¿Qué mesa?
- Contra la pared.
- ¡ Ah, sí! Sí, sí, sí... Ya la veo. Una cajita.
- Es muy importante. La caja la tengo que llevar.
- Sí, pero está cerrado, ¿qué quiere que haga?
- ¿A qué hora llega la dueña?
- Temprano, a la mañana.
- Es muy importante.
- Sí, ya entendí que es para usted muy importante, pero yo no puedo hacer nada, porque no tengo llave, ¿me entendió o no me entendió?
- Sí.
- Sí, ¿qué?
- Le entendí.
- ¡Bah!
- !Pídale que la guarde¡ Cuando paso de vuelta mañana, la busco.
- Yo le digo.
- ¿No se va a olvidar?
- No.
- ¿Me la va a guardar?
- Sí.
- ¿Le va a decir cuando llegue?
- Sí, hombre. Confíe en mí.
- Gracias. ¿Se lo va a decir?
- Sí, hombre, sí, sí se lo voy a decir.
- Mañana paso.
- Ta mañana.
-
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