miércoles, 22 de julio de 2009

4.

Desde tiempos que ya nadie recuerda, se alzan terrazas labradas en la ladera, inclinadas de tal forma que ya no parecen terrazas, sino deformidades propias de la erosión a la que ha sido sometida.
Allí se mantienen, sobreviviendo como pueden.
Se divisan desde la ventana, desde esta misma ventana, la misma que da a una de las pequeñas calles de pétreos adoquines y aceras destartaladas.

1 comentario:

__ dijo...

Gracias, ¿es tú verano? ¿es tú origen? Me siento trasladado a rincones de Castilla, de verano y de mi niñez, me han hecho sentir bien los cinco puntos.

Un placer, Ignacio