domingo, 8 de febrero de 2009


Ya encontré, por fin, el lugar que perdí cuando vine aquí.

Y aunque persista el desértico mar agobiante, al menos no huele a sal.

Y puedo afirmar que vuelvo a pisar tierra roja.

Sin gente extraña.

Al fin.


5 comentarios:

__ dijo...

No me entero pero suena bien. Suena a paz, suena a reencuentro, suena a descanso, a que algo ya pasó.

Otro beso (mi madre dice que hay que tener uno siempre preparado), Ignacio

eldiaridekafka dijo...

Mea culpa. Cada día soy más parca en palabras. Quizás es porque estoy convirtiendo mi vida en una monotonía (Hospital-Piso-Guardias-Hospital-Piso-Ocasionalmente casa). Echaba en falta un sitio para cabilar (libre de asfalto, arena y gente) y casualmente lo he encontrado. Y es más, se parece a "mi sitio de pensar" (suena infantil, lo sé, pero lo necesitaba), con la salvedad que el precipicio, en lugar de acabar en un río, acaba en el mar.

Así son las cosas y así se las hemos contado (que diría mi amigo Morritos Buruaga)...

ETDN dijo...

Calma en la foto y en el poema.

¿Y en ti?

Vas mostrándote.

Hermosa melena.

pd.- a partir de ahora, prometo acordarme de ti cuando vea mares en calma, mares de plata como el de la foto ;)

__ dijo...

¡Habemus foto! pero pequeñita....

eldiaridekafka dijo...

ETDN: ya es casualidad, a mí que no me gusta el mar... La verdad es que la realidad supera cualquier fotografía (y más cuando no tienes ni idea de hacerlas).


CG: ya no hago más streaptese, que no es lo mío.
La foto pequeñita como la menda.

Un beso a los dos.