"Si uno quisiera saber a ciencia cierta que el alma humana reside en el cerebro, podría cortarle a alguien la cabeza y preguntárselo. Tendría que preguntárselo rápido, porque a un cerebro humano al que se le corta el riego sanguíneo pierde la conciencia en diez o doce segundos. Además tendría que instruir previamente a la víctima para que respondiera guiñando el ojo, pues al verse privada de sus pulmones, no sería capaz de expulsar el aire que hace vibrar las cuerdas vocales, y por tanto, no podría hablar. Pero el experimento podría funcionar, y si el hombre pareciera más o menos el mismo que antes de ser decapitado -un poco más nervioso que de costumbre, tal vez-, podría concluirse que, efectivamente, el yo reside en el cerebro.
Un experimento muy similar estuv a punto de llevarse a cabo en París, en 1795."
pág 217.
Fiambres. La fascinante vida de los cadáveres.
Mary Roach.
1 comentario:
Lo del yo puede pero lo del alma, lo dudo.
Y si no te guiña el ojo para engañarte...
Besos, Ignacio
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