martes, 7 de abril de 2009

Versiones

Versión 1
Mientras me miraba en el espejo, no veía reflejado mi cuerpo deforme (la suma heredada de todos los errores previos), sino breves acontecimientos que se me hicieron en su momento eternos.

Porque se daba la circunstancia que las viejas cicatrices que adornaban este abominable cuerpo, tenían un efecto liberador sobre mi memoria. Efectivamente, cuando mis ojos se detenían en las heridas ya curadas pero persistentes, mi memoria se activaba y recordaba hasta el último detalle las circunstancias en las que se produjeron. Los olores, los colores, los dolores... Todo se volvía nítido y vívido.
Pero es curioso, porque desde un tiempo a acá, esos recuerdos se emborronaban y daban paso a un estado de abstracción que, cualquiera que lo hubiese presenciado, diría que se trataba de una crisis de ausencia, cuanto menos (yo lo negaré). Y es que mi mente, cansada de tanto dolor y tal vez por la persistencia de las mismas visiones, una y otra vez, empezó a evadirse y apagarse. Y cuando quería, entraba de nuevo en funcionamiento.

Así, algo se complicó. Posiblemente porque no supe atajarlo y me permití la licencia de consentirle que hiciese lo que le venía en gana. Y sucedió. Ella, mi mente, no necesitaba la intimidad que le proporcionaba el espejo, ni el estímulo de los estigmas. En cualquier momento y en cualquier lugar se desconectaba.

Y hete que aquí me encuentro, estampado contra una palmera (la única en todo este desierto) que se interpuso en nuestro camino, en el suelo, oficialmente inconsciente, quizás ya no me despierte. Soy carne de sensor.

Versión 0/riginal

Mientras me miraba en el espejo, no veía reflejado mi cuerpo deforme (la suma heredada de todos los errores previos), sino breves acontecimientos recientes que se me hicieron en su momento eternos. A cámara lenta. Infinitos. Incómodos. Pesados como una losa. Desaprovechados.
Y no es tan difícil, o no debería serlo. Y es entonces, al fin, cuando veo mi reflejo.
Y comprendo.
Hay modos de ver y de mirar.
Y para algunos duele más que para otros.
Quizás es cierto que no se puede hacer nada.

3 comentarios:

__ dijo...

¡Pufff!, me vas a volver loco, le estoy dando vueltas desde hace días y cada vez que termino tengo que volver a empezar, es como un disco que sabes que es bueno pero lo tienes que oír muchas veces para llegar a admirarlo en todo su esplendor.

Yo seguiré dándole vueltas a tus versiones.

Besos, Ignacio

eldiaridekafka dijo...

Que no le des vueltas, que no...

(Y a mí, que este disco no me gusta ;) )

PD: me estoy volviendo loco
me estoy volviendo loco (bis)
poco a poco..

ETDN dijo...

Extraño y hermoso.

No hace falta desentrañar el misterio para apreciarlo.

Conexiones y desconexiones voluntarias e involuntarias. ¿Qué mecanismos rigen los recuerdos o las emociones? Yo, que no entiendo de ciencia ni de medicina que proporcionen una explicación racional (conexiones neurológicas, supongo) prefiero especular con lo mágico. Con el misterio.

bss