Cerraba la ventana, cuando de repente un vendaval la abrió con violencia, de manera súbita, imperdonable. Los cristales hechos añicos, cubrían ahora el suelo, pequeños, brillantes, desiguales. Aquella noche ya no podría cerrar la ventana, el frío se colaría por la habitación sin contemplación.
Sólo sería una noche.
Al día siguiente mandaría llamar a a alguien para solucionarlo
2 comentarios:
No puedo ver tus vídeos y me estoy perdiendo algo. Mañana lo intentaré de nuevo.
¿Por qué el caos de una noche auténtica se difumina a la mañana siguiente como si no hubiera ocurrido nada? Las noches tendrían que ser más largas....
Hay más besos, Ignacio
¡Bestial el vídeo! Me gustaría entender algo de la letra, pero...
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