jueves, 11 de septiembre de 2008

Quan era lliure, d'això ja fa molt.... Que seria més fàcil parlar de la fi del món, l' autodestrucció, de forats negres, de partícules invisibles, de morts injustes o de vells somnis. Però no deixe de pensar que no fa molt era lliure i per uns moments dominava el meu destí.

Ací, als estius, la calor ofega literalment i es torna més insoportable si li afegeixes la humitat, una barreja mortal. Si ve vent de ponent estàs venut. És una sensació desesperant, anguniosa. Des de bon matí. De la dutxa de fa una hora et queda un record llunyà, pareix que han passat dos dies d'ençà. Les zones d'ombra desapareixen. Malgrat això la vida continua.


L'unic refugi són les cases. I això se sap des de fa anys. El casc antic és la prova tangible. Una mena de casc antic estil Palma, però amb la diferència de les greus pendents, que una cosa és voramar i un altra la falda d'una muntanya. Edificacions de parets grosses i finestres menudes amb grans portals, sostres de canyís, "brincalets" de pedra i balcons torts. Persianes de madera pintades. Cortines de punt. Les unes sobre les altres produeixen carrers estrets. I la humitat que brolla des del sòl (a la ciutat de les mil fonts) es fa notar en la pedra calcàrea de les parets emblanquinades o de colors, amb forma de grans dianes blanques (que no tot són cranis) en el millor dels casos.

Si ho sumes, ho tens, més frescor.

Llàstima d'hiverns.


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Cuando una era libre, de eso hace ya mucho...

Aquí, durante los veranos, el calor ahoga literalmente y se vuelve más insoportable si le añades la humedad, una combinación mortal. Si viene viento de poniente estás vendido. Es una sensación desesperante, angustiosa. Desde buena mañana. De la ducha de hace una hora te queda un recuerdo lejano, parece que han pasado dos días desde entonces. Las zonas de sombra desaparecen. A pesar de ello la vida continúa.

El único refugio son las casas. Y eso se sabe desde hace años. El casco antiguo es la prueba tangible. Una especie de casco antiguo estilo Palma, pero con la diferencia de las graves pendientes, que una cosa es cerca del mar y otra la falda de una montaña. Edificaciones de paredes gruesas y ventanas pequeñas con grandes portales, techos de cañizo, escaloncitos de piedra y balcones torcidos. Persianas de madera pintadas. Cortinas de punto. Las unas sobre las otras producen calles estrechas. Y la humedad que mana desde el suelo (en la ciudad de las mil fuentes) se hace notar en la piedra calcárea de las paredes encaladas o de colores, con forma de grandes dianas blancas (que no todo son cráneos) en el mejor de los casos.

Si lo sumas, lo tienes, más frescor.

Lástima de inviernos.


2 comentarios:

__ dijo...

Palma te ahoga pero te quedan pocas guardias, una o ninguna.

Cuando marches la recordarás como una ciudad preciosa, donde aprendiste tu oficio, y los malos momentos se ahogarán en el Mediterráneo cuando lo cruces.

Vive y difruta cada momento y vive y disfruta de Palma, que yo la añoro y fuerzo perderme por ella.

Besos, Ignacio

eldiaridekafka dijo...

No es Palma la que ahoga, por suerte.

En eso estamos, en disfrutarla (que conste que las guardias también se disfrutan, aunque no lo parezca). Y siempre está el avión.

Otros besos para tí.