viernes, 4 de julio de 2008

Concatenación

Llegaba cansado a casa. Mal día, o no, quizás monótono, o no. El calor, asfixiante hasta el final, hacía que cualquier nimiedad fuera exasperante. El aire acondicionado del coche y la música de la radio le hacían más llevadero el trayecto a casa. Demasiado lejos, o no.
Abrió la puerta con las mismas ganas con las que se acude al dentista, primero un esfuerzo, la decisión de acudir, luego dolor o el ruído diabólico y después se acabó con el problema, aunque resentido y molesto.
Se quitó de encima todo aquello que se podía quitar. Conectó el aire acondicionado, último modelo (eso quisieras, o no). Para comer, ensalada, preparada. Era cada vez más persona y menos masa amorfa. Con la hidratación, se equilibraba de nuevo el equilibrio hidroelectrolítico (valga la redundancia, con el calor se fundió la palabra balance y el ordenador no puede escribirla).
Se sentó en el sofá. Ya empezaba a refrescar. Pero no se levantó para coger el mando, sino que se recostó aún más. Ya llevaba varios días haciendo lo mismo. Sabía que se dormiría, sin querer, sin pretenderlo. Si no lo evitaba, hoy sería igual que ayer. Con la salvedad que era viernes, veraniego, bien.
Se durmió en el sofá, ya lo sabía, por un tiempo indeterminado. Soñar con paraísos, no necesariamente repletos de cocoteros y arenas blancas. Paraísos secretos, que nadie más conocía o que nadie pensaría que lo fueran. Momentos que viviría o que vivió. Rescatar o crear nudos espaciotemporales. Recordarlo o no tras despertar no era sino una suerte de azar. Por si acaso dejó una película puesta en la tele encendida.
Al despertar, una confusión de ideas, de identidades, desorientación parcial.
Pero cede al momento, y lo que antes era una confusión se pierde, se diluye, con la completa reactivación cerebral.

http://...


Anoche, pude contemplar el cielo. Las luces de la bahía no me lo permiten. Estrellas sobre fondo negro. Vale la pena. Acostada en la terraza, en el suelo. Como siempre, como antaño.

El frescor nocturno obliga a taparse con lo primero que se tercie, una gran toalla (verde). Con la acomodación visual, empiezan a descubrirse nuevos astros, de menor intensidad lumínica. Sobre ese fondo se divisan elementos móviles diversos, transeúntes habituales de ese blog viviente: aviones necesitados de atención, con sus luces parpadeantes; diminutos satélites artificiales, sigilosos, orbitando de forma rutinaria sobre Gaia (otro sistema de autorregulación, como el balance hidroelectrolítico), como cortejándola; cometas (sólo dos y ya me conformo, uno para tí, otro para mí; nunca pedí otro deseo que no fuese el de volver a ver más estrellas), realmente fugaces, en el punto acordado, el habitual.
No me importó no repasar el mapa (siempre he visto carros, más de los que existen), ni buscar Orión, compañera a la hora de acostarme, a la hora de coger el autobús por la madrugada.
Sólo respirar bien hondo.

3 comentarios:

ETDN dijo...

qué tendrán los cielos en las noches de verano, eufóricos de estrellas

te sientes pequeña

te permites soñar

te permites creer que las estrellas fugaces pueden conceder deseos

El aire acondicionado, además de artificial es prosaico. Y antinatural. Congelarse en verano no es bueno.

besos turquesas (entre el verde y el azul ;)

pd.- Para no ser demasiado aficionada al deporte últimamente hago muchos excesos. Hoy me he tragado las últimas tres horas de la final Nadal-Federer. Me gusta la emoción. Y el arte. Y las cosas bien hechas. Y el deporte, cuando es bueno, lo es.

eldiaridekafka dijo...

Excelente. Hay que hacer deporte o al menos algo que se le asemeje (esto último lo digo por mí), pero sin pasarse y menos ahora, que con el calor pueden darse sustos.

La final, buena. ¿No se le indigestó, verdad? Ya hay tema de conversación para cuando vuelva con algunos que yo me sé. Uèp, Manacor.

Besos.

PD: me quedo con la Armada invencible de antaño, me alegro por Nadal, pero... Como tenista prefería a mi Brugue (Ays!, viene a ser para mí lo que tu escritor para tí), con ese revés a dos manos, paso tango y a contrapié. Ays! La pena es que sus contrincantes (y algún espectador) descubrieran su talón de Aquiles y se aprovecharan de ello y es que tenía unos prontos...

__ dijo...

¿y en los sueños no mezclas momentos vividos con ilusiones futuras?

¿no creas nudos espaciotemporales a partir de rescates de tus recuerdos?