martes, 23 de junio de 2009

En noches como esta me sorprendo por qué se me olvida fácilmente el tacto afilado de aquella espada, una espada auténtica, toledana, grabada y firmada, cuyo corte, a pesar y sobre el pasar de los años, no ha dejado de cortar el aire que le envuelve, más que cualquier hoja de bisturí traída de la mejor fábrica alemana.
Sé que sigue colgada en aquella pared de terciopelo vermellón en el Militärhistorisches Museum der Bundeswehr, esperando a alzarse y ser usada, o al menos volver con Diógenes y su lámpara a esta tierra cunicular, para ser olvidada, aunque sea en un vuelo de bajo coste.

2 comentarios:

ETDN dijo...

¡Vaya cambio de look!

¡veraniego!

Yo, un poco ausente de los blogs.

En verano, la vida me reclama y es tiempo de estar fuera, al aire libre.

Poco tiempo en el curro. A veces leo, pero no siempre puedo comentar.

Pero aquí sigo.

eldiaridekafka dijo...

Verano, verano...

ETDN, sí, hay que disfrutar de la vida. Yo este finde, si el tiempo lo permite, lo tengo reservado para redescubrir la isla, aprovechando, que dentro de poco viene la maratón guardiana.

Un besazo!