lunes, 23 de marzo de 2009

Correo institucional

A través del correo electrónico institucional llegaban toneladas de mensajes spam, como no, institucional (que sería como decir que no era correo no deseado, pero que nadie deseaba realmente): cursos para pinches, OPEs para ATSs, fotos con princesitas, muertes anunciadas y algún que otro ejercicio kamikaze... Nunca anuncios de grageas azules o cadenas vudú o ppts (como mucho pdfs).

Por eso no era de extrañar que algún día llegase un correo motivador: se anunció que cuantas más conexiones se efectuasen al día en horario no laboral y fuera del puesto de trabajo (reconocimiento IP mediante) al Outlook, se premiaría al trabajador, de manera que el tiempo invertido extralaboralmente sería reembolsado mediante descuentos de tiempo en la jornada laboral sin por ello verse mermado el salario. De hecho, una vez sobrepasado cierto período, se le compensaría con días libres. La única condición era que cada uno de los correos con su correspodiente archivo adjunto deberían ser leídos, no valían las medias tintas ni las trampas.

Y entonces surgieron los problemas: avezados usuarios interfirieron en la recepción de dichos correos, bloqueando la llegada del antes molesto spam para el resto de los compañeros. Sin competidores, habría más a repartir (un amigo menos, una ración más). Pero hete aquí, que no sólo la gente se percató de ello (de recibir 500 correos diarios a ninguno, alguna diferencia se había de notar), sino la propia institución misma. Por ello, se cerró el chiringuito, se dejaron de recibir correos (no) deseados y nunca más se supo del Outlook.

Ahora vendría todo por correo ordinario y sin refuerzo positivo, para que aprendan.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Quién fue la lumbrera que ideó eso?

En fin.

Tengo entendido que Usted mora en una hermosa isla... por si le valiera la información, échele un ojillo, si le place, a mi último post. No sé si conoce el sitio.

Un abrazo.

eldiaridekafka dijo...

Moro, moro, pero poco. Hermosa parece pero... A puntito estoy de dejar el alquiler y ponerme a vivir oficialmente en el hospital.

Por cierto, pasé por lazonafotica, sitio curioso (los residentes no publican tampoco)... y aproveché para hacer una miniencuesta (espero me perdone).

Un saludo.

PD: de usted nada, que soy vieja pero no tanto...

Anónimo dijo...

Nada, de mil amores.

Un rebesote.